Hasta nunca, François Derbaix

Estimado lector: imagínese que está trabajando en una empresa de tamaño medio y que, de la noche a la mañana, es vendida por sus propietarios a una multinacional norteamericana por 14 millones de euros. Imagínese que unos meses después, esa multinacional organiza una fiesta de despedida al antiguo propietario, sí, ése que ya ha pasado a engrosar las filas del selecto grupo de millonarios con residencia de lujo, en una de las zonas más elitistas de Madrid. E invitando a todos los empleados que se quedaron con un palmo de narices tras la operación. ¿Asistiría a esa pantomima? Pues lea, lea: Homeaway, propietaria del 100% de las acciones de Toprural desde el 1 de abril de 2012, se ha despedido con unas cervezas, champán y lo que se terciara, de quien fuera director general de Toprural, François Derbaix. Hasta se le dedicó este precioso vídeo.

Huelga decir que esta sección sindical no perdió un segundo en semejante paripé, más que nada porque la Mahou y los ganchitos se les podía haber atragantado a más de uno; pero sí queremos obsequiarle con un bonito regalo de despedida. Sí, amigos. En este su adiós definitivo a Toprural (desde que vendió la propiedad siguió vinculado a la empresa en calidad de consejero, “trabajando” la barbaridad de cuatro días al mes como anunciaba sin rubor en su Twitter), nos gustaría homenajear a este ilustre emprendedor de Internet, al hombre que se hizo a sí mismo, al currante nato que levantó de la nada la página más importante de turismo rural en España, al creador de puestos de trabajo, al generador de riqueza, al ingeniero de Lovaina, al bloguero siempre disponible para sus seguidores, al gurú de entre los gurús. Será un homenaje original, donde no abundaremos en todos los parabienes antes citados, viralizados en la red por sí mismo y por sus acólitos. Hablaremos del François Derbaix de puertas para dentro. Ese François Derbaix neoliberal, enemigo de las subvenciones, que en el secreto de su empresa no tiene problemas en mamar de lo público (Toprural obtuvo 22.570 € en mayo de 2010 por la instalación de un sistema de gestión informático). Vamos, como cualquier neoliberal que se precie.

subvenciones

Y empezamos citando una fecha mágica: 5 de mayo de 2010. Este día figura entre las efemérides del sr. Derbaix por ser la fecha en la que se celebraron las primeras (y únicas) elecciones sindicales en Toprural. “Ser emprendedor para que se te cuele un sindicato dentro”, tuiteó a las 8:05 de aquella mañana cuando aún no se habían abierto las urnas. Tan desastroso fue dicho comentario público que rápidamente lo borró, incumpliendo las reglas de estilo de buen uso de redes sociales (¡menudo gurú!). Esto solo viene a confirmarnos cómo es el marco laboral en el que se acomoda nuestro amigo de origen belga: relación patrón-esclavo, yo mando-tú obedeces. ¿Sindicatos? El anticristo. No en vano, apenas unos días antes de las elecciones fue despedida una miembro fundadora del movimiento sindical en Toprural y candidata por CGT para ser Representante Legal de los Trabajadores.

Nuestro Frans nunca se detuvo a pensar por qué un 30% de la plantilla se unió para conformar una sección sindical. También le dio igual que el 83% de la plantilla diera su voto expreso a la lista de CGT, a pesar de que su segundo de abordo en Toprural y amigo íntimo, un tipo de más de 1,90 y complexión fuerte, pasara aquella mañana en la zona de acceso a la sala donde estaba la urna para intimidar psicológicamente a quién ejercía su derecho al voto. No escuchó las voces que reclamaban más humanidad en el trato, unos salarios más decentes, el fin de los despidos injustificados de los viernes a las 3, que la entonces directora comercial (y también accionista) no se permitiera el lujo de gritar a la gente… La formación de la RLT significaba una oportunidad manifiesta para normalizar la situación y que los trabajadores pudieran realizar su desempeño tranquilos, motivados y remunerados, cosa que iría en beneficio también de la propia empresa.

Pero no. El sindicato fue siempre el cáncer a extirpar. Desde el día 1 elaboró un calendario de despidos de todos los miembros de aquel movimiento “revolucionario” y poco a poco se fue quitando de en medio a la mayoría. Algunos, despedidos en situaciones surrealistas; otros, huyendo unilateralmente abrasados por el desánimo de pisar día tras día aquellas oficinas de la Gran Vía madrileña. El caso más sangrante fue el de D.G., un óptimo trabajador con siete años de antigüedad que se había convertido en pieza angular en el crecimiento de Toprural durante aquellos primeros años. La jugada fue de película, ojo. DG, también afiliado a CGT, pidió reducirse la jornada por motivos personales y fue aprobado por la empresa.

Meses después, la misma empresa le exigió volver a la jornada completa por motivos organizativos, con el evidente ánimo de que lo rechazara sabedores de lo volcado que estaba con su nuevo proyecto. Pero se encontraron con la sorpresa de que DG lo aceptó. Como se trataba de quitárselo de encima, le despidieron improcedentemente, eso sí, abonándole indemnización con arreglo a la reducción de la jornada que había tenido durante 6 meses y no a la jornada completa de 7 años. Un año después, en la conciliación previa al juicio, el señor Derbaix hizo gala de su “generosidad” habitual racaneando a este muchacho hasta mil euros (un 0,007% de los 14 millones que se calzarían con la venta). Bien respaldado por gran parte de su equipo directivo, algunos de los cuales habían mantenido una buena relación de amistad con DG… Gente con pocos principios y menos dignidad.

De todas formas, no crean ustedes que las penurias eran exclusivas de los trabajadores “sindicados”. Toprural ha tenido siempre un mal endémico: los bajos salarios de los trabajadores en contraposición con las inmensas ganancias de los propietarios. Cualquiera que vea sus números tiene la misma sensación: “Estos se lo han llevado todo”. Evidente, cuando la estrategia del ex director general era engordar lo máximo posible la cuenta de beneficios para vender la empresa a un muy buen precio: “Cuando montamos Toprural en el año 2000, ya tenía claro que algún día lo venderíamos. Es el destino de todo negocio, salvo si lo que buscas es un auto-empleo o montar una empresa familiar, lo que no era mi intención”, comentó en su blog.

 Cuando un equipo de profesionales rinde bien y ayuda decisivamente al continuo crecimiento del beneficio neto, es razonable que sean premiados en consonancia. Sin embargo, en Toprural hemos visto cómo los salarios no crecían más allá del IPC y cómo un grupo notable de compañeros apenas llegaba a los 15.000 euros anuales. Derbaix ha justificado que se atenía a lo que marcaba el convenio de Oficinas y Despachos de la Comunidad de Madrid, uno de los más precarios. Pero él mismo debía avergonzarse para sus adentros cuando en Twitter comentaba públicamente que no pagaría menos de 20.000 euros anuales a un trabajador si montara otra empresa. Lástima que no se le ocurriera en sus 12 años al frente de Toprural. Claro, que una persona que dice que debería suprimirse el salario mínimo interprofesional… 

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Los beneficios de Toprural han sido aplastantes durante todos estos años, como reflejamos en nuestro célebre post de 27/11/2011 que podéis leer aquí. Debió pensar el sr. Derbaix que el mérito de disparar el beneficio neto entre 2007 y 2010 un 244% o, de que, que en un año crítico como 2011 se facturara la friolera de 4.408.154 €, era sólo suyo y no de sus más de 40 trabajadores a los que salvo alguna honrosa excepción jamás subió el sueldo más allá del IPC que recoge el convenio sectorial. Las pagas extras estaban prorrateadas y el único incentivo era un bonus trampa ligado al crecimiento de la facturación (que no del beneficio), que en años de crisis es siempre complicado y que concluía con una miseria en manos de los trabajadores. Eso sí, el beneficio empresarial intacto, bien repartidito cuatro veces al año. Porque había que vender la empresa, ¿os acordáis? Y en 2011 estuvo a punto de cumplir su sueño: una gran empresa que llamaremos “X” estuvo a punto de comprar Toprural, pero el trato no se cerró entre otras cosas porque, al parecer, no les gustó que hubiese un sindicato dentro montando bulla (habría que aclarar, luchando por los derechos y las condiciones de los trabajadores).

El glorioso fundador, tan inteligente siempre, no sabía esta vez como anular al sindicato. Pero encontró un parche: un director de Recursos Humanos (puesto de nuevo creación) que apaciguara los ánimos. Y el nuevo directivo, abogado de profesión, lo consiguió a base de ir pidiendo tiempo de adaptación, comprensión por estar “poniéndose al día”, paciencia para los cambios, largas y más largas. Sabíamos que ese era el único objetivo, que cerráramos la boca, que no denunciáramos públicamente las cosas que nos parecieran injustas o al menos bajáramos el pistón, pero por otra parte no queríamos sentirnos responsables (indirectamente) de que se chafara otra posible venta. No por Derbaix, quien realmente nos importaba muy poco; sino por los trabajadores, porque podría darse la circunstancia de que con otra propiedad las cosas nos fueran mucho mejor. Además, como sindicato nunca hemos querido estar en medio entre tiburones capitalistas.

Así llegó el primer trimestre de 2012. Homeaway estaba muy interesada en comprar un dominio arraigado en un país como España en el que aún no tienen peso específico en el sector vacacional, y don Frans quería vender sí o sí. Las conversaciones se aceleraron con un absoluto secretismo. Esta sección sindical tuvo conocimiento de este preacuerdo un mes antes de la oficialización del mismo. No porque seamos muy listos ni adivinos, sino porque hubo filtraciones desde antes de que se convocara la Junta de Accionistas para aprobar la venta del 100 por 100 de las acciones, en los últimos días de marzo (Frans, si encuentras al topo, ¡no dudes en comunicárnoslo!) No hicimos comentario público ninguna que pudiera “torpedear” la operación.

Y por fin el 1 de abril de 2012. Toprural pasaba a manos de Homeaway y François Derbaix se embolsaba los 3,9 millones de € en concepto del 28% del accionariado junto con los 1,68 millones de su esposa, segunda accionista principal. Y se iba feliz como una perdiz a su madriguera de oro, aunque paseándose por las flamantes oficinas en plena Castellana de Homeaway cuatro días al mes para pintar la mona, básicamente. Y dejaba supuestamente al mando operativo de Toprural al que era su segundo de a bordo, aquel hombretón de más de 1,90 metros, que al poco tiempo dejó el barco porque no estaba muy por la labor de estar a las órdenes de nadie desde Homeaway. Y llegaban mejoras para los trabajadores: extensión de las clases de inglés para toda la plantilla (antes sólo las disfrutaban algunos departamentos privilegiados), seguro médico privado, una nueva oficina en la que estamos seguros que no moriremos de un derrumbamiento, como nos temíamos en la vieja sede de Gran Vía; propuestas de mejoras salariales (reconociéndose que la plantilla estaba mal pagada); posibilidades de promoción y, en general, un talante diferente. Al menos se puede hablar con ellos.

Podíamos extendernos aún más, pero queremos que Mr. Derbaix continúe con su merecida fiesta de celebración. Le damos la oportunidad ahora que está fuera de la empresa de reunirse con nosotros, cosa que no hizo JAMÁS en la coyuntura pasada. Y si no, qué le vamos a hacer. Au revoir!

9 Responses to Hasta nunca, François Derbaix

  1. Sí, sí, claro says:

    Mentís más que habláis. Y ese penúltimo párrafo es de coña. En fin, por culpa de gente como vosotros los sindicatos tienen la fama que tienen.

    • Sí, sí, eres un padefo says:

      ¿Esos son todos tus argumentos?¿Acusar a otros sin mostrar pruebas?¿Qué fama tienen los sindicatos? Debe ser en tú mundo fascioso en el que tienen mala fama, en el mío, en el que la gente empieza a trabajar a los 18 y sufre durante toda su vida a explotadores como el mencionado, o a estúpidos como tú los sindicatos no solo tienen buena fama sino que son vitales.
      Ánimo padefo.

  2. Lo que no entiendo es si realmente eres un profesional y no te sientes valorado en una empresa (cobrando 15.000 € por ejemplo), ¿cuál es el motivo por el que no te mueves a otra compañía?

    • cgttoprural says:

      Creemos que la solución no es huir a otra empresa conocido con el termino «job-hopping». Esto solo es un tapón que puede temporalmente frenar el problema, pero la misma naturaleza de la solución hace que antes o después el problema te alcance ya que al cambiar de empresa no has frenado el retroceso en derechos correspondiente, siquiera lo has luchado con lo cual facilitas a la empresa el mantenimiento o imposición. Tarde o temprano y a través del mecanismo (común y frecuente) de equiparación de condiciones del que hacen uso las empresas para mantener el listón de los derechos laborales lo más bajo posible la huida te terminará alcanzando.
      Esperamos que el comentario te resulte revelador en este aspecto.

      • Si eres un buen trabajador y la empresa se está beneficiando de que tu estés en la compañía, el peor castigo que pueden recibir es que te vaya, no que estés quejándote de lo poco que cobras cada día, pero bueno, cada uno tiene su opinión.

  3. Pingback: Tu “visión” me importa un pijo | impalah.net

  4. Pingback: mileuristas | sexymf

  5. Jose Luis says:

    No quiero entrar en debates inútiles, ni en discusiones…

    Una idea: si eres buen trabajador, por que no montas tu negocio? Como hizo en su momento F. Derbaix?

  6. get smart says:

    Sí, comunitae está sometida a la ley 2/2009 que regula la contratación con los consumidores de préstamos o créditos hipotecarios y de servicios de intermediación para la celebración de contratos de préstamo o crédito. Está registrada con el número 410/2013 en el registro estatal de empresas previsto por dicha ley.

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